¿Por qué somos celosos?
En los celos hay más amor propio que amor.

François de la Rochefocauld
04
Junio, 2018

 

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3 minutos de lectura

¿Por qué somos celosos?

Cuando nos enamoramos las personas construimos una relación íntima donde nos sentimos acogidas y comprendidas por alguien que nos complementa. Durante los primeros meses este sentimiento adquiere un carácter pasional: los enamorados tienen la necesidad de verse en todo momento; las sensaciones y experiencias que comparte una pareja a lo largo de este período son tan intensas y recíprocas que se crea una conexión única e irremplazable. Por eso es fácil caer en la idea de que el amor que están experimentando es demasiado afortunado como para que se repita.

El temor a perder lo que más queremos nos lleva a buscar anclajes psicológicos que lo defiendan: proyectamos un futuro compartido, prometiendo que nuestro amor no cambiará y acordando una serie de límites que no deberán sobrepasarse. Aunque estas actitudes pueden parecer románticas, la mayor parte de ellas son producto del miedo. Como hemos ilustrado en el artículo sobre las necesidades y los sentimientos, las personas estamos repletas de necesidades que nos hacen sentir insatisfechos. Una relación de pareja alimenta muchísimas de ellas. Cuando nos sabemos queridos y acompañados por alguien, complacemos nuestras necesidades de afectocompañíaestabilidadautoestimaapego,… Por eso nos aterra tanto la idea de perder la relación –porque supondría tener que volver a sentirnos vacíos e insatisfechos.

Te necesito, mi amor, de Rita

¿Es un problema ser celoso?

Al recibir tantas cosas de una misma relación buscamos la manera de hacerla predecible y duradera. La reacción natural es la posesividad, puesto que sólo cuando algo nos pertenece podemos controlarlo. En el juego del amor romántico, los celos aparecen como una consecuencia lógica: cuando consideramos que poseemos a una persona, nuestras inseguridades se alimentan con la idea de que otra nos la arrebate: «¿y si encuentra a alguien que le guste más que yo?».

El temor a perder lo que más queremos nos lleva a buscar anclajes psicológicos que lo defiendan: proyectamos un futuro compartido, prometiendo que nuestro amor no cambiará y acordando una serie de límites que no deberán sobrepasarse

¿Cómo puedo manejar los celos?

Los celos son habituales: la mayoría de parejas los reproduce a pequeña escala. Es difícil no dejarse arrastrar por una sensación tan visceral como el temor a perder una relación tan importante. Pero debemos tener en cuenta que los celos germinan en el mismo lodazal que el maltrato. Los comentarios y comportamientos que suscitan sólo buscan crear una falsa sensación de control. Por eso, en lugar de intentar justificarlos, es importante que reconozcamos la naturaleza de los celos: cómo se alimentan de nuestro miedo, nuestra inseguridad y nuestra autoestima para empujarnos a dirigir y limitar aquello que consideramos nuestro.

Miedos, de Laura Makabresku

A nuestro cerebro no le preocupan las libertades individuales; no entiende los límites de una relación ni el impacto que puedan tener nuestros comportamientos sobre otra persona. Sólo le interesa la estabilidad: tener la certeza de que todo seguirá funcionando bien mañana. Por eso a menudo decimos cosas sin preocuparnos por sus consecuencias: «¿dónde estás y cuándo piensas volver?», «no es normal que te lleves tan bien con tu ex», «¿con quién estás hablando tanto por Whatsapp?». Estas actitudes pueden parecer inofensivas, pero a menudo derivan en comportamientos obsesivos. Muchas personas acaban dejando de hacer cosas que querrían por no tener conflictos con su pareja… sin darse cuenta que esta conducta retroalimenta los celos en lugar de disminuirlos. Lo cierto es que no podemos predecir ni controlar lo que hará otra persona –sólo podemos cambiar cómo nos sintamos al respecto. Por ello es esencial que reconozcamos cómo nos sentimos y cómo actuamos cuando nos domina una emoción tan poderosa como el miedo.

Eric Álvarez

Soy Psicólogo, especialista en Psicopatología Clínica. Me considero un apasionado del ser humano que ha dedicado la mayor parte de su vida adulta a investigar el comportamiento de las personas, aunque ha sido especialmente a través de mis propios conflictos que he podido llegar a entender los de los demás. Como me encanta escribir y explicar, desde hace algún tiempo intento difundir todo lo que  aprendo a través de artículos que resulten amenos y accesibles.

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